viernes, 13 de marzo de 2015

Geopolítica de la comunicación en América Latina por Damián Jacubovich

 Hoy principio de este nuevo milenio, la comunicación se sigue consolidando como el nuclear por excelencia del siglo XXI; permitiendo a través del grado de influencia que ésta ejerce sobre el nuevo ciudadano, el acceso al poder político de aquellas estructuras que posean los medios comunicacionales y financieros necesarios para este fin. Si bien la comunicación no lo es "todo" en materia de campañas políticas, su grado de influencia se ha vuelto prácticamente decisivo en cada una de las elecciones que se suceden en el mundo de hoy, o bien para conquistar el poder o bien para perpetuarse en él.

Es por eso que para muchos expertos la comunicación pasó a formar parte de la geopolítica militar y la geo-estrategia. 

De esta manera los medios de comunicación representan hoy el eje en donde se balancea la “democracia global” tanto en América Latina como en el mundo en general. 

Mientras que en el siglo pasado la libertad de expresión e información parecían representar una especie de garantía para los sistemas democráticos, debiendo los Estados Nacionales respetar el libre ejercicio del periodismo en pos de promover una pluralidad de opiniones, el siglo XXI y la globalización parecen traer consigo a su vez una mutación de este paradigma en donde gobernar se ha convertido en comunicar y en donde comunicar ha pasado a ser sinónimo de la lucha por el relato del poder. Esto significa para los gobiernos, no sin dolor, que aquel aforismo que pregonaba que “un acto vale más que mil palabras” ha caducado.

En consecuencias quién logra contar el relato, es decir quién posee la mayor cantidad y calidad de medios de comunicación para describir un tipo de realidad determinada en el imaginario del ciudadano es quien a su vez posee las mayores posibilidades de decidir sobre esta misma realidad del ciudadano.

Frente a este “nuevo” paradigma, existen por partes de los gobiernos de la región diferentes estrategias comunicacionales. Por ejemplo, se puede marcar una diferencia entre las actuales administraciones de Argentina, Ecuador, Venezuela, Bolivia, Nicaragua, Panamá y Uruguay quiénes parecen más inclinados a asumir el control mediático; es decir producir y difundir sus propios "arsenales comunicacionales" estatales; mientras que por otro lado, con otra estrategia y otras realidades, se encuentran los gobiernos de México, Chile, Colombia, Perú, Paraguay, Brasil y los países centroamericanos, quiénes por distintas razones, parecen haber decidido trabajar en alianza con los principales medios de comunicación de sus países.

En un intento de esquematizar muy grosso modo la situación comunicacional de la región se podría decir que en los países en donde los gobiernos han “osado meterse” con el poder de propiedad de los grandes grupos mediáticos y/o con la legitimidad de sus discursos comunicacionales (Argentina, Ecuador, Venezuela, Bolivia, Nicaragua, Panamá y Uruguay) el clima de polarización social y de realidad trágica mediática resulta mucho más profunda que aquellos países en donde los gobiernos han elegido una estrategia de alianza a los grandes grupos mediáticos como lo son México, Chile, Colombia, Perú, Paraguay, Brasil y los países centroamericanos). A diferencia de los primeros, para estos últimos países el debate comunicacional no se encuentra en la agenda ciudadana y (exagerando un poco bastante) todo parecería ser “felicidad mediática”.

Finalmente parecería que el ciudadano tipo de este nuevo milenio, producto de la falta de políticas educativas comunicacional, aún no posee las herramientas suficientes, para poder discernir las distintas realidades ofrecidas por los diversos medios de comunicación, sean oficialistas o bien opositores.

martes, 27 de enero de 2015

Nuevas estrategias comunicacionales para los grupos terroristas islámicos

Geopolítica de la comunicación por Damián Jacubovich

Nuevas estrategias comunicacionales de los grupos terroristas islámicos 


Una de las causas del atentado de Francia al medio Charlie Hebdo ha sido sin dudas, la sorprendente y estremecedora eficacia de la propaganda terrorista islámica en este principio de siglo XXI, caracterizada por una estrategia comunicacional particularmente sofisticada, con resultados tangibles irrefutables: miles de occidentales parten a combatir, en nombre de la Jihad. Las redes sociales están permitiendo promover la "marca", aprovechando el fenómeno de viralización,  utilizando el inglés, aplicaciones para Android y otras estrategias de marketing digital. Dicho esto, no es de extrañar que la organización terrorista del Estado Islámico, al mejor estilo empresarial,  haya contratado un "responsable de comunicación",  Rafiq Abu-Moussab.